jueves, abril 12, 2007

Inca Garcilaso de la Vega

Las pelotas de alambre (para los que no las han visto) se hacen en el mismo molde que las comunes; toman una cuarta o una tercia de hilo de hierro, y a cada cabo del hilo hacen un garabatillo como un anzuelo pequeño, y ponen el un cabo del hilo en el un medio molde, y el otro en el otro medio; y para dividir los medios moldes ponen en medio un pedazo de una hoja de cobre o de hierro delgado como papel, luego echan el plomo derretido, el cual se encorpora con los garabatillos del hilo de hierro, y sale de pelota en dos medios divididos, asidos al hilo de hierro. Para echarlos en el arcabuz los juntan como si fuera pelota entera; y al salir del arcabuz se apartan, y con el hilo de hierro que llevan en medio cortan cuanto por delante topan. Por este cortar mandaron tirar a las picas, como lo dicen los historiadores; porque con las pelotas comunes no pudieran quebrar tantas picas como quebraron. No tiraron a los piqueros por no hacer tanto daño en ellos; quisieron mostrar a sus contrarios la ventaja que en los arcabuces les tenían.
Esta invención de pelotas llevó de Flandes al Perú el capitán Pedro de Vergara con los arcabuces que allá pasó. Yo alcancé en mi tierra algunas dellas, y en España las he visto y las he hecho, y allá conocí un caballero que se decía Alonso de Loaya, natural de Trujillo, que salió de aquella batalla herido de una pelota destas, que lo cortó la quijada baja con todos los dientes bajos y parte de las muelas; fue padre de Francisco de Loaya, que hoy vive en el Cozco, uno de los pocos hijos de conquistadores que gozan de los repartimientos de sus padres. La invención de las pelotas de alambre debieron de sacar de ver echar los pedazos de cadena que echan en las piezas de artillería para que hagan más daños en los enemigos.

Fragmento de los Comentarios reales, del Inca Garcilaso de la Vega, nacido el 12 de abril de 1539.

miércoles, abril 11, 2007

Jacques Prévert

Las flores los jardines las fuentes las sonrisas
Y los placeres de la vida
Un hombre está caído y bañado en su sangre
Los recuerdos las flores las fuentes los jardines
Los sueños infantiles
Un hombre está caído como un fardo sangrante
Las flores las fuentes los jardines los recuerdos
Y los placeres de la vida
Un hombre está caído como un niño que duerme.

El fusilado, poema de Jacques Prévert, fallecido el 11 de abril de 1977.
El 11 de abril de 1884 nacía León Felipe
El 11 de abril de 1987 fallecía Primo Levi

martes, abril 10, 2007

Lewis Wallace

Cuando las naves de los futuros combatientes estuvieron frente a frente, Arrio ordenó a sus hombres que se mantuvieran alerta. Una gran actividad se apoderó de los marineros, mientras los esclavos les observaban en silencio. Atados con cadenas a los bancos, sabían que la suerte de la nave era la suya. Si ésta se hundía, ellos se hundirían también.
Un sordo rumor de remos llamó la atención de Ben- Hur. La galera se balanceó y de repente se produjo un violento choque. Los hombres cayeron al suelo, escuchándose gritos de horror. El judío notó que bajo sus pies se quebraba algo. De cubierta llegó un clamor de triunfo: el espolón romano había triunfado. La lucha prosiguió sin pausa y los marineros descendían para coger grandes pedazos de estopa que lanzaban encendidos contra las embarcaciones enemigas.
La galera se detuvo de pronto. Se oyeron pasos apresurados, gritos y el crujido de dos naves dispuestas al abordaje. Habían abordado el navío romano. Los cuerpos de los bárbaros enemigos empezaron a descender sin vida hasta el lugar ocupado por los remeros, que obedecían sin descanso las órdenes del portador. Ben-Hur se estremeció de terror. Si el tribuno moría en la batalla, perdería la posibilidad de buscar a su madre y a su hermana.
Mientras estaba sumido en estas reflexiones, una fuerte oleada penetró en la bodega de la nave y le arrastró hacia afuera, con restos de maderas y otros residuos.

Fragmento de la novela Ben-Hur, de Lewis Wallace, nacido el 10 de abril de 1827.
El 10 de abril de 1931 fallecía Gibran Khalil Gibran
El 10 de abril de 1966 fallecía Evelyn Waugh
El 9 de abril de 1821 nacía Charles Baudelaire

domingo, abril 08, 2007

Alberto Hernández

El lugar de donde vengo es un momento
que quedó en la memoria
...........................y se esfuma de tanto nombrarlo.
Siento mi extranjero en la niñez,
odiado por los más cercanos:

por eso huyo a diario,
discurro por las calles de esta ciudad extraña para mí.

Despierto con el día,
pero es el silencio el que conoce mi nueva lengua.

Extraño, poema de Alberto Hernández.
(Del libro inédito Los ejercicios de la ofensa)

El 8 de abril de 1911 nacía Émile Michel Cioran
El 8 de abril de 1928 fallecía Roberto Jorge Payró

sábado, abril 07, 2007

William Wordsworth

Caían, más oscuras, las sombras del ocaso;
se alcanzó el deseado punto: mas a una hora
en que poco podía ganarse en la riqueza
de perspectiva, tan celebrada por muchos.

Pero el oeste ardiente, con poder asombroso
nos saludaba: había allí una ciudadela
india, un templo de Grecia, un monasterio irguiendo
su torre, ¡un sitio como para que una campana

sonase, o un reloj! Y había muchas islas
tentadoras, con cuevas no imaginadas, firmes
en alta mar, objetos de éxtasis silencioso

para los ojos; pero sentíamos, a un tiempo,
que olvidarlos debíamos: son tan sólo del cielo
y de nuestra memoria terrenal se disipan.

Soneto de William Wordsworth, nacido el 7 de abril de 1770.
El 6 de abril de 1889 nacía Gabriela Mistral
El 6 de abril de 1992 fallecía Isaac Asimov
El 7 de abril de 2004 en Al_Andar...
Comentarios

jueves, abril 05, 2007

Robert Bloch

Durante su adolescencia, Blake, movido -como el propio Fiske- por su precoz y entusiasta interés hacia la literatura fantástica, había formado parte del Círculo de Lovecraft, de ese grupo de escritores que mantenían correspondencia entre sí y con Howard Phillips Lovecraft, de Providence, ya fallecido.
Fiske y Blake se habían conocido precisamente a través de dicha correspondencia. Luego intercambiaron visitas: el uno fue a Milwaukee y después el otro a Chicago. Y en torno a su común interés por la literatura terrorífica y el arte fantástico fue cristalizando una sólida amistad que se truncó por el inesperado e inexplicable fallecimiento de Blake.
La mayor parte de las circunstancias que concurrieron en la muerte de éste y algunas de las conjeturas que entonces se hicieron fueron recogidas por Lovecraft en su relato El Morador de las Tinieblas, que se publicó año y pico después de haber muerto el joven Blake.
Lovecraft se hallaba en una situación inmejorable para conocer lo sucedido. El había sido precisamente quien, a principios de 1935, aconsejó a Blake que se trasladase a Providence, y él también quien le encontró alojamiento en College Street. Así, pues, los hechos singulares que culminaron con la muerte del joven Robert Harrison Blake fueron relatados por el maduro y fantástico escritor en su doble calidad de amigo y vecino.
En dicho relato, Lovecraft nos cuenta que Blake quería escribir una novela sobre ciertos ritos brujeriles que habían sobrevivido en Nueva Inglaterra, pero, con su característica modestia, omite que él le ayudó considerablemente, proporcionándole material. Según parece, Blake empezó a escribir su novela y acabó mezclado en un horror que superaba con mucho los de su propia imaginación.

Fragmento del relato La sombra que huyó del capitel, de Robert Bloch, nacido el 5 de abril de 1917.
El 5 de abril de 1969 fallecía Rómulo Gallegos
El 5 de abril de 2005 fallecía Saul Bellow
El nº 161 de Letralia ya en la red

miércoles, abril 04, 2007

Dan Simmons

Espléndida vista de mi nuevo mundo cuando bajamos en la nave de descenso. Distinguí dos de los tres continentes, Equus y Aquila. Ursa no era visible.
Descenso en Keats y horas de esfuerzo para pasar por la aduana y coger un vehículo terrestre hasta la ciudad. Imágenes confusas: la estribación montañosa del norte con sus cambios, su bruma azul, sus colinas con bosques de árboles anaranjados y amarillos, un cielo pálido con pátina azul verdosa, el sol pequeño pero más brillante que el de Pacem. Los colores aparecen vividos desde lejos, y se diluyen y desperdigan cuando uno se acerca, como una obra puntillista. La gran escultura de Triste Rey Billy, de la que tanto había oído hablar, me ha defraudado. Vista desde la carretera tenía una apariencia tosca, un boceto apresurado tallado en la oscura montaña, en vez de la figura regia que yo había esperado. Eso sí, cavila sobre esa improvisada ciudad de medio millón de habitantes de una manera que el neurótico rey poeta habría sabido apreciar.

La ciudad se divide en el extenso laberinto de barriadas pobres y tabernas que los lugareños llaman Jacktown y en Keats, la llamada Ciudad Vieja, que en realidad cuenta sólo cuatro siglos y es toda piedra bruñida y estudiada esterilidad. Pronto realizaré la gira.

Había pensado quedarme un mes en Keats, pero ya estoy ansioso de continuar. Oh, monseñor Edouard, si pudieras verme ahora. Castigado pero no arrepentido. Más solo que nunca pero extrañamente satisfecho con mi nuevo exilio. Si mi castigo por los excesos provocados por mi fervor es el exilio al séptimo círculo de la desolación, Hyperion fue una buena elección.


Fragmento de la novela Hyperion, de Dan Simmons, nacido en Peoria (Illinois) el 4 de abril de 1948.
El 4 de abril de 1846 nacía Isidore Ducasse
El 4 de abril de 1914 nacía Marguerite Duras

martes, abril 03, 2007

Juan García Hortelano

Como tenía todo el día para pensar —y pensar me adormilaba—, luego, por las noches, dormía como un muerto, sin sueños. Pero algunas madrugadas me despertaban las sirenas y el ruido de los aviones, porque aquella parte de la ciudad, a diferencia del barrio de los abuelos, no había sido declarada zona libre de bombardeos. Oyese o no el estallido de las bombas, los cañonazos, el fragor de los derrumbamientos, algún apagado clamor de voces aterrorizadas, tenía que continuar a oscuras, sin poder recurrir a las novelas de Elena Fortún o de Salgari (las de Verne, a causa de su encuadernación, no me habían permitido sacarlas de casa de los abuelos), sin poder jugar una partida de damas contra mí mismo, sin la posibilidad siquiera de aburrirme con la baraja haciendo solitarios o rascacielos de dólmenes. Cuando no resistía más, me tiraba de la cama y escrutaba las tinieblas del cielo y del patio. Entonces, durante aquellas ocasiones en que me negaba tan eficazmente al miedo que llegaba a olvidarlo, me refugiaba en los recuerdos y pronto, aunque cada vez más despierto, era como si estuviese soñando. Veía a Concha, sus brazos, sus hombros, sus piernas y su rostro, tostados al sol de la terraza desde el principio de aquel verano que ya acababa y que, según repetían los tíos y la tía abuela Dominica, iba a ser el último de la guerra. En realidad no recordaba el cuerpo verdadero de la Concha, sino aquel cuerpo —tan idéntico y tan distinto— con el que había soñado una de las primeras noches en casa de la tía abuela, cuando aún la costumbre de la nueva casa no había aplacado la tristeza del traslado.

Fragmento del relato Carne de chocolate, de Juan García Hortelano, fallecido el 3 de abril de 1992.
El 3 de abril de 1783 nacía Washington Irving
El 3 de abril de 1922 nacía José Hierro
El 3 de abril de 1991 fallecía Graham Greene

lunes, abril 02, 2007

Novedades literarias

Ya en la red la actualización marzo 2007 de Revista Almiar


También el nº4 de Gaceta Literaria


y la actualización abril 2007 de Ala de Cuervo

El 2 de abril de 1805 nacía Hans Christian Andersen
El 2 de abril de 1840 nacía Émile Zola

domingo, abril 01, 2007

Samuel Ray Delany

Todas las noches durante una semana he ido a contemplar los cálamos aromáticos del muelle; los palacios se amontonan a la izquierda, y la luz frágil del cálido otoño se quiebra en las aguas del puerto. LIDE continúa, de modo extraño. Esta noche, cuando volví al trapezoide de la Piazza, la niebla ocultaba los extremos de las astas rojas. Me senté al pie de la más próxima a la torre y escribí a propósito de las necesidades de Lobey. Luego dejé el dorado y el añil carcomidos de la Basílica y anduve por apartadas callejuelas de la ciudad hasta bastante después de medianoche. Una vez me detuve en un puente a mirar las aguas de un pequeño canal que pasaba entre muros apretados, bajo las luces y las tendederas. Oí de pronto unos chillidos y me volví: media docena de gatos pasaron como rayos junto a mis pies persiguiendo a una rala parda. Sentí que un escalofrío me subía y bajaba por el cuerpo. Volví a mirar el agua: seis flores asomaron flotando por debajo del puente, arrastrándose sobre la superficie de aceite. Las miré hasta que una lancha automóvil que tosía en un canal cercano estremeció las aguas; las rosas golpearon blandamente los muros. Caminé por los puentecitos hasta el Gran Canal y allí tomé el vaporetto de regreso a Ferovia. Cuando flotábamos bajo el negro arco de madera del Ponti Accademia, se levantó viento; yo trataba de comparar las flores, los gatos, y la aventura de Lobey: hay una semejanza, pero todavía no sé exactamente en qué consiste. Orión cabalgaba en las aguas. Las luces de la orilla temblaban en el canal cuando pasamos bajo las piedras goteantes del Rialto.

Fragmento de La intersección de Einstein, de Samuel Ray Delany, nacido el 1 de abril de 1942.
El 1 de abril de 1809 nacía Nikolái Gógol
El 1 de abril de 1868 nacía Edmond Rostand
El 1 de abril de 1929 nacía Milan Kundera

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