Nada hay en la orilla infranqueable
Nada hay en la orilla infranqueable.
Olas acariciando lo que roban.
Espejos reflejando sus reflejos.
Salitre y algas viejas, desterradas.
El mar y las gaviotas y el último destello
de otra estrella caída allá en lo alto.
Las nubes y el silencio
apenas quebrantado por el roce
de alguna pluma furtiva extraviada.
Sólo la orilla y los ojos
apagados
de quien llega al final de su camino.
Sergio B.
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