-Todos los vasos tienen sed -siguió diciéndome el alfarero-; «ésos» como los míos, de arcilla perecedera. Así los hicieron, abiertos, para que pudieran recibir el rocío del cielo, y también ¡ay!, para que huyera presto su néctar.Y cuando están colmados tampoco son dichosos, porque todos odian el líquido que hay en su seno. El vaso de falerno aborrece su áspero olor de lagares; el óleo perfumado odia su grávida espesura y envidia la levedad del vaso de agua clara.
Y los vasos con sangre viven desesperados del grumo tenaz que se cuaja en sus paredes y que no pueden ir a lavar en los arroyos, y son los más angustiados.
Para pintar el ansia de los hombres haz de ellos solamente el rostro con los labios entreabiertos de sed, o haz sencillamente un vaso, que también es una boca con sed.
Texto de Gabriela Mistral, nacida en Vicuña (Chile)
el 6 de abril de 1889
Novedades abril en Literatuya
El 7 de abril de 2004 en Al_Andar...
Comentarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario