Ella, por escapar, había dejado atrás la manada, se había lastimado la piel, roto lo que la cubría por el arañazo de las ramas. El pelo se enredaba. Se arrastraba, sentía la boca de él cerca. Había visto un dragón una vez, sabía de la larga bocanada de fuego. Hípnóticas llamas en el paisaje. Ahora imaginaba al animal fantástico, la hoguera que salía de sus labios abiertos enrojeciendo la noche.
Tenía miedo.
Él a sus espaldas rastreándola.
Cuando llegó la noche se rindió exhausta. El fuego de él hacía crujir las ramas y apagaba sus propios gemidos. La tomó con una violencia tan dulce, tan feroz, tan animalhumanamente. La emplumó, la ensedó, la subió hasta el borde del cielo. La cubrió con sus alas prehistóricas. La llevó hasta los sueños devoradores.
Él soñó que era un hombre en otro tiempo (pensó que a ella le iba a gustar). Soñó a una ciudad, en el día en que San Jorge venció al Dragón. Soñó SER HUMANO y regalarle a ella libros y flores, porque así se festeja la fecha. Ella sólo podía soñarlo a él enrojeciendo su cuerpo en un incendio voraz, ilimitado, interminable.
Cristina Villanueva, narradora oral, psicóloga y docente nacida en Buenos Aires.
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El 6 de febrero de 2004 en Al_Andar...
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