Dice que tengo una sensación de inferioridad que se debe a mi fragilidad física de niña. Me parecía que los hombres sólo amaban a las mujeres sanas y gordas. Eduardo me hablaba de las rellenitas cubanas. La primera chica por quien Hugo se había sentido atraído era gorda. Todo el mundo hacía comentarios sobre mi delgadez, y mi madre sacaba a relucir el proverbio español: «Los huesos son para los perros.» Cuando me marché a La Habana, dudaba de que le gustara a nadie porque estaba delgada. Este tema dura aún hasta el momento actual en que Henry me ofendió con su admiración por el cuerpo de Natasha porque le pareció opulento.
Fragmento de Henry & June, de la escritora francesa Anaïs Nin, nacida el 21 de febrero de 1903 en Neuilly.
El 21 de febrero de 2004 en Al_Andar...
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