miércoles, septiembre 13, 2006

Italo Svevo

La vida actual está envenenada hasta las raíces. El hombre ha ocupado el lugar de los árboles y de los animales y ha envenenado el aire, ha impedido el libre espacio. Pueden ocurrir cosas peores. El triste y activo animal podría descubrir y poner a su servicio otras fuerzas. Hay una amenaza de esa clase en el aire. El resultado será una gran riqueza... en el número de hombres. Cada metro cuadrado estará ocupado por un hombre. ¿Quién nos curará de la falta de aire y de espacio? ¡Sólo de pensarlo me asfixio!
Pero no es eso, no es eso sólo.

Cualquier esfuerzo por conseguir la salud es vano. Ésta sólo puede pertenecer a los animales que conocen un único progreso: el de su organismo. Cuando la golondrina comprendió que su única posibilidad de vida era la emigración, aumentó el músculo que mueve sus alas y que se convirtió en la parte más importante de su organismo. El topo se metió bajo tierra y todo su cuerpo se adaptó a su necesidad. El caballo creció y transformó su pie. No conocemos el progreso de algunos animales, pero habrá existido y nunca habrá perjudicado a su salud.

En cambio, el hombre, el animal con gafas, inventa instrumentos fuera de su cuerpo y, si quien los inventó gozó de salud y nobleza, quien los usa casi siempre carece de ellas. Los instrumentos se compran, se venden y se roban y el hombre se vuelve cada vez más astuto y más débil.


Fragmento de La conciencia de Zeno, de Italo Svevo, fallecido el 13 de septiembre de 1928.
El 13 de septiembre de 1916 nacía Roald Dahl
Comentarios

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leo esto 9 años después de la fecha que aparece en el título del encabezado. Leí el mes pasado, en noviembre de 2015, La conciencia de Zeno. El párrafo final de dicha novela es despiadado y es verdad. Me pregunto si viviré por observar dicha profecía, para sufrirla en carne propia.
El hombre, animal con gafas.

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