sábado, marzo 24, 2007

Julio Verne

Después de haber doblado al Norte el cabo Francisco, que el Table-Mount domina en una extensión de 1.200 pies, contemplad al través el arco de basalto acanalado en su extremo. Veréis una estrecha bahía, resguardada por los islotes contra los furiosos vientos del Este y del Oeste. Al fondo surge Christmas-Harbour. Que vuestro barco se dirija a él directamente manteniéndose a babor. Colocado en su sitio de anclaje, podrá permanecer con una sola ancla, con facilidad de borneo, mientras la bahía no sea invadida por los hielos.
Por lo demás, las Kerguelen ofrecen otras bahías, y por centenares; tan deshilachadas están sus costas como los bajos de la falda de una pobre, sobre todo en la parte comprendida entre el Norte y el Sudeste. Pululan allí las islas y los islotes. Todo el suelo de este archipiélago, de origen volcánico, se compone de cuarzo, mezclado de una piedra azulada. Llegado el estío, nacen verdes musgos, líquenes grises, diversas plantas fanerógamas, fuertes y sólidas saxifragas. Un solo árbol vegeta allí, una especie de berza de un gusto agrio, que inútilmente se buscaría en otros países.
Existen allí los terrenos que convienen en sus rookerys a los pájaros bobos, y otros, cuyas bandadas innumerables pueblan estos parajes. Vestidos de amarillo y blanco, la cabeza hacia atrás y con sus alas que figuran las mangas de un traje, estos estúpidos volátiles parecen desde lejos una fila de monjes en procesión a lo largo de las playas. Las Kerguelen poseen además otros representantes del reino animal. Ofrecen múltiples refugios a los bueyes marinos, a las focas, a los elefantes de mar.

Fragmento de La esfinge de los hielos, de Julio Verne, fallecido el 24 de marzo de 1905.
El 24 de marzo de 1809 nacía Mariano José de Larra
El 24 de marzo de 1926 nacía Darío Fo

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