viernes, marzo 02, 2007

Philip K Dick

¿Podemos llegar a conocer nuestros propios motivos?
En realidad, un ser humano es un organismo biológico que se va desplegando, que muy a menudo se ve atrapado por fuerzas instintivas. No es capaz de percibir el objetivo de esas fuerzas, cuál es su meta. De lo único que es consciente es de la tensión que ponen en él, la presión. Le obligan a hacer algo. Pero, ¿por qué?... Es incapaz de contestar en ese momento. Quizá después. Algún día tal vez sea capaz de mirar hacia atrás y ver exactamente por qué me involucré con Fay Hume, y por qué ella arriesgó todo para relacionarse conmigo.
En cualquier caso, tengo la convicción de que sea cual fuere la razón, es un asunto profundamente serio, profundamente responsable y calculado, y no el capricho del momento. Ella sabe lo que está haciendo, mejor que yo.
Y me está utilizando; es la principal manipuladora en este asunto, siempre lo ha sido, y yo no soy más que su instrumento. ¿En qué me convierte eso? ¿Dónde me coloca? ¿Mi vida ha de modificarse para ponerse al servicio de otra persona, de una mujer que está decidida a mantener a su familia sobre una base operativa segura y a la que no le importa destrozar el matrimonio de otro, su futuro, sus sueños, con el fin de conseguirlo?
Pero si no es consciente de ello, si actúa de manera instintiva, ¿puedo considerarla moralmente responsable?
¿Estoy pensando como el universitario que soy?
Llevaba días atormentándose con tales ideas. Y parecía que cada vez se hundía más en la ciénaga circular del raciocinio puro. De nuevo se encontraba en su clase de filosofía, donde el debate no llevaba a la solución o la comprensión, sino a más y más preguntas. Las palabras engendraban palabras.

Fragmento de la novela Confesiones de un artista de mierda, de Philip K Dick, fallecido el 2 de marzo de 1982.
El 2 de marzo de 1930 nacía Pablo Armando Fernández
El 2 de marzo de 1930 fallecía D.H. Lawrence

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