jueves, junio 22, 2006

Ayesha

Dieciséis años han pasado desde la noche en que recibimos el mensaje de la adorada Inmortal en nuestra casa de Cumberland, y desde entonces Leo y yo seguimos incansables viajando, y viajando con la esperanza de encontrar la montaña que tiene la cumbre igual a la de la visión de Leo.
Nos encontramos ahora en un país que, según mis informes, no ha sido hollado todavía por pie de europeo alguno.

Es una parte del enorme Turquestán. A orillas del lago Balkash, a unas doscientas millas hacia el oeste del macizo de montañas señalado en los mapas con el nombre de ArkartyTau, en las cuales estuvimos un año, y a unas quinientas millas al este de las montañas llamadas Chergas, de donde acabámos de regresar, después de haber explorado las del Tau.

Aquí es donde comienzan nuestras verdaderas aventuras.

En uno de los picos de las imponentes Chergas, que no están señaladas en los mapas, estuvimos a punto de morir de inanición. El último viajero que encontramos, cien millas al sur, nos dijo que entre estas montañas existía un monasterio habitado por lamas, de reconocido grado de santidad, que para alcanzar méritos moraban en esta tierra salvaje sin más compañía que la de sus oraciones.


Fragmento de la novela Ayesha, el retorno de Ella, del escritor inglés Henry Rider Haggard, nacido el 22 de junio de 1856.
El 22 de junio de 1945 nacía Pere Gimferrer
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