José Cadalso
Al año tuve orden para volver a España, y entré en un país que era totalmente extraño para mí, aunque era mi patria. Lengua, costumbres, traje, todo era nuevo para un muchacho que había salido niño de España, y volvía a ella con todo el desenfreno de un francés, y toda la aspereza de un inglés. Aumentóse mucho esta mala disposición con la vista de miseria de nuestras posadas, caminos, etc. Llegué a Madrid, y al cabo de un mes no cabal de estar en compañía de mi padre, me dijo que por si me había relajado algo en costumbres, u religión, me convenía estar algún tiempo en el Seminario de Nobles de Madrid. Entré en él de dieciséis años muy cumplidos, después de haber andado media Europa, y haber gozado sobrada libertad en los principios de una juventud fogosa. Desde el mismo día empecé a tratar el modo de salir de aquella casa, que no se me podía figurar sino como cárcel. Pero mi padre era hombre tan metido en sí, que me era poco menos que imposible saber qué medio sería el más eficaz para este fin.Fragmento de las
Memorias, de
José Cadalso, nacido en
Cádiz el 8 de octubre de 1741.
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