Para verificar que venía siguiéndome, ensayé itinerarios imposibles. Así, ejecutamos con precisión idénticos vaivenes, idénticas elipses, recortes y tirabuzones. Recorrimos extraños vericuetos, laberintos y desiertos. Inventamos rutas, estaciones y nombres de ciudades.
Como era previsible, nos perdimos; y lo que es peor: Después de tantas vueltas inútiles ya ni siquiera sabemos quién es el perseguido y quién el perseguidor, ni qué motivó esta situación, ni adónde nos dirigimos.
Moebiana, de SBL
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